«Busco filmar el territorio, como se filman los cuerpos» Paula Rodríguez Polanco, directora de HELICONIA

Por Esmeralda Reynoth desde Argentina | Cobertura colaborativa.

E. ¿Cómo nace la película y qué es lo que la impulsa o tu pulsión para pensarla, retratarla y construirla?

P. Digamos que para construir esa película, partí de las imágenes mismas, es un movimiento que hago en mi metodología de trabajo. Es partir de las propias imágenes. ¿A qué me refiero? Trabajo a partir de un atlas iconográfico, entonces, tengo una recopilación de muchas imágenes de diferentes tipos, desde pintura clásica hasta imágenes de publicidad. Y para hacer películas tomo estas imágenes que me interesan en el momento y trato de hacer ensamblajes. Primero tengo una imagen, la ensamblo con otra y así poco a poco se van haciendo, digamos que acciones después secuencias y después voy tejiendo la narración. Digamos que la historia viene después de este ensamblaje de imágenes. Es curioso porque es pensar el génesis de la película como un ensamblaje casi de foto-montaje. 

Por otra parte, la construcción narrativa de la película se basa en un texto de una novela colombiana que se llama La vorágine de principios de siglo XX. Es una novela en la que el personaje principal se va de Bogotá y llega a las llanuras del país con su esposa y después se van hacia el Amazonas y terminan perdiéndose en el infierno verde de la selva. La selva se los traga. Me fui dando poco a poco cuenta, mientras iba escribiendo mi guión que inconscientemente había una relación con La vorágine que traté después de hacer más presente, entonces digamos que esa relación, es la misma de la construcción narrativa que te acabo de contar pero de forma inversa. Mis personajes en Heliconia pasan de un medio tropical a uno desértico y se puede decir que es esta tierra seca que se los traga y que ellos se pierden y se funden en él. 

E. La territorialidad me pareció de una poética bellísima, ¿Cómo es que aparecen esos paisajes, espacios? Con ese último plano, nos llevas a caminar a otro planeta.

P. Es importante comentarte que vivo hace diez años en París y sentía la necesidad de volver a mi país Colombia a filmar una película, y más específica la región de mi madre que es el Huila, donde tengo mis recuerdos de infancia. Es así como si fuera un llamado de la tierra, no? Tengo una relación de intimidad y de afectividad con el territorio bastante fuerte y pienso que eso se ve bastante en la película porque traté de filmar el territorio como se filman a los personajes. ¿Eso qué significa? Tratar de filmar el territorio como se filman los cuerpos, y del mismo modo filmar los cuerpos como se filma el territorio y el paisaje, ¿por qué? Pues porque es uno de los personajes centrales el paisaje y el territorio, de cierta manera es como un demiurgo a lo largo de la película, como una entidad omnipresente que dicta la narración y que dicta un poco la cadencia de la película. 

E. Hay algo en el film acerca de lo religioso, y salió, charlando con las compañeras de @somosfancine la imagen de que es como un rezo…

P. La religión es un aspecto vital y central de Heliconia. Yo personalmente, por otros lados hago una investigación en estética y filosofía del arte, en la cual trabajo sobre la relación entre la violencia, la memoria y la iconografía judeocristiana en la producción de imágenes en Colombia. Entonces me interesa muchísimo el sincretismo que existe en América Latina en relación a las imágenes. En Heliconia, digamos que esta forma de religiosidad sincrética, que me parece que corresponde a lo que es el barroco latinoamericano, está presente en la escenografía, en la narración y también en los cuerpos de los personajes. A lo largo de la película intenté tejer un hilo de religiosidad, pero alterada, como inversa y profana, como correspondiente a este barroco. En ese sentido, pienso que el viaje de esos personajes en Heliconia, puede verse como un viaje iniciático, pero también como un viaje redentorio que lleva a la fusión de los personajes con la tierra y el territorio

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