Un archivo de memoria e inocencia: ESQUIRLAS de Natalia Garayalde

Por Grecia Juárez desde México | Cobertura Colaborativa

ESQUIRLAS comienza con la mirada al mundo de una niña: su familia, sus hermanos, la dinámica hogareña y los recuerdos cálidos de las vacaciones, en las que no existen las preocupaciones. De esta manera, la directora Natalia Garayalde plantea el prólogo de lo que será un momento que cambió su vida pero también la de muchas otras familias de Córdoba. 

La edición, entonces,  juega con nuestros sentidos, porque lo que al principio son fuegos artificiales, después se convierten en sonidos de misiles…

Natalia de 12 años, a quienes sus papás le regalaron una cámara, nos sitúa en una fiesta familiar nocturna en la que hay fuegos artificiales y risas de niños y adultos de fondo. La edición, entonces,  juega con nuestros sentidos, porque lo que al principio son fuegos artificiales, después se convierten en sonidos de misiles, y pasamos abruptamente a las imágenes de una ciudad en caos: todos corren, gritan… a lo lejos se percibe el humo de una explosión; estamos en 1995 y acaba de estallar la Fábrica Militar de Río Tercero, que provocó que miles de proyectiles se dispararan y se esparcieran en los pueblos aledaños.

Con este ejercicio de cintas caseras, Natalia registra el durante, pero también los días después de la tragedia, su casa destruida, las opiniones de los adultos y la obsesión de su padre por la seguridad de su familia; sin dejar de lado la inocencia característica de alguien que se encuentra en la niñez y juega a ser periodista. 

Esos hechos luego se contraponen con las declaraciones de los políticos que no pueden esclarecer la situación y se refugian en las investigaciones y burocracia para no dar resultados. En la historia del documental se han retomado los materiales de archivo para hablar de las catástrofes que le ocurrieron a la humanidad -después de todo el cine es memoria- pero lo que hace peculiar a ESQUIRLAS es la cámara en mano de una niña que retrató lo que ocurría desde su perspectiva. 

El punto donde las consecuencias nos miran de frente, es cuando el padre y Natalia aparecen años después, delante de la cámara; ella ya ha crecido y nos deja saber que su padre enfermó de cáncer a causa del día en que una herida se abrió con las esquirlas del accidente. 

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