Oráculo: REVELACIONES de Juan Soto

Por: Valentina Giraldo Sánchez desde Colombia | Cobertura colaborativa

La primera película que me vi en un cine fue Zatura. Uno de mis tíos solía invitarnos a todxs lxs niñxs de la familia de mi generación, que somos al rededor de 18. Como éramos tantxs siempre nos tocaba en las sillas del frente. Las imágenes se veían muchísimo más grandes y ver una película con subtítulos era prácticamente imposible. Yo tenia seis años y desde entonces los viajes interespaciales se volvieron importantísimos.

A veces pienso que quizá el cine es un poco eso, viajar en interespacios, como ser astronautas de memorias golpeadas y re-explorarlas en búsqueda de algo por revelar. Quizá hacer una película sea como mirarse el ombligo (que es lo mismo que hablar con la mamá).

A veces pienso que quizá estudié cine para remendar una “subjetividad lastimada”. Hoy vi REVELACIONES del colombiano Juan Soto. Este cortometraje se construye en una llamada telefónica con Beatriz, la madre del director. Las imágenes son de cintas en 16mm y carretes de fotografías encargadas para revelar. La conversación se extiende a los horizontes de una cotidianidad que guarda en sí una actividad de la memoria que resulta inesperada. Los recuerdos que permiten ser contados por medio de la voz y la experiencia como un acontecimiento lingüístico resuenan en Beatriz recorriendo de manera sonora lo que fue su embarazo.

Beatriz menciona está empezando a tener problemas de audición. El primer sentido que se desarrolla en el embarazo es el de la escucha. Ella dice que tendrá que usar un aparato en la oreja derecha. A propósito de los aparatos, pensé en los aparatos que se empiezan a llevar en las manos y en los ojos cuando se piensa en el cine: la cámara, el archivo y los micrófonos.

Beatriz, en la llamada, menciona también que el médico le dijo que podría empezar a quedarse sin memoria. Recuerdo a partir de esto que en las mujeres de mi familia hay una tradición de fallas en la memoria a causa de demencia a medida que avanzan los años. Pienso que si me quedo sin memoria no habrá tenido sentido estudiar cine para contar todo lo que recuerdo. ¿Qué sería del cine sin una memoria que lo lleve a cuestas? Quizá por ese temor busque siempre narrar un recuerdo, quizá por eso también me guste escribir sobre películas (que siempre será escribir sobre recuerdos) y quizá por eso también empecé esta entrada recordando algo.

De REVELACIONES podría decir que es como acercarse a un oráculo, en donde las diferentes capas de la comunicación se superponen para hacernos hablar de la memoria. De esta experiencia de visionado, de este recuerdo audiovisual salgo un poco con el espíritu conmocionado. Una vez más, el aparato del cine ha resultado de una fuerza sobrenatural, es ese oráculo, esa fuente, esa revelación de una vida pasada pero que al mismo tiempo es una vida por ser. Como cuando salí de ver Zatura, que hoy se devolvió a mi como un recuerdo infantil de esas capacidades mágicas del cine. A veces siento que de ver y ver y de escribir y escribir con las películas se me olvida la magia que tienen. Hoy volví a pensar en ese artilugio de feria que juega con el tiempo.

En uno de los tantos momentos de la llamada Juan menciona un diálogo con su amiga Lara, ella reflexiona al ver a la gente que todxs en algún momento hemos estado en una barriga. Hemos sido un ombligo pegado a otro ombligo. El ombligo, el cual nos miramos cuando hacemos una película, es el oráculo.

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