Quinta Página / Diario de sueños por los cortometrajes latinoamericanos en Oberhausen.

Por: Valentina Giraldo Sánchez | Especial desde Oberhausen 2021

Estas últimas noches ha sido muy difícil dormir. Recordé un espacio que suelo soñar: es la subida a una montaña en el campo, hay una cerca gris y mucha niebla. Cada vez que en mis sueños llego a este lugar, llego desde un camino diferente. A veces vengo bajando de la montaña y a veces, simplemente voy subiendo. Hay algo que siempre se repite: cuando llego a la cerca el sueño se acaba. Recuerdo que la primera vez que se repitió este lugar en mis sueños (es decir la segunda vez que me soñé en la cerca) me obsesioné pensando que era una señal mágica. Cada vez que salía de la ciudad pegaba mi cara a la ventana e intentaba identificar la cerca, algo me esperaba en ahí. La última vez que me soñé en ese espacio fue hace poco más de un año, venía bajando de la montaña y corriendo, muy rápido, otra vez me perseguían para matarme. Me lanzaban balas desde los árboles. De pronto una bala me daba en el hombro, llegaba a la cerca gris y el sueño se acababa. Me pregunto por las posibilidades de observar un espacio desde diferentes puntos de vista y el papel que juega el sueño para el acercamiento intuitivo de nuevos puntos de vista. Últimamente, sé que no soy la única a la que le cuesta dormir, quizá la falta de sueño colectiva sea una posibilidad del duermevela para ver el insomnio desde diferentes perspectivas, así como en mis sueños veo la cerca. Esta es la última página del diario de sueños, los cortometrajes de hoy son dos posibilidades desde las cuales podemos observar un territorio. Como si se tratara de una hoja de un árbol de araucaria, hoy hablaremos de FRONTERAS VISIBLES de Christian Diaz y de NIEBLA de Leonardo Romero. Cada uno de estos cortometrajes mira la hoja del árbol desde una posición diferente: desde arriba y desde abajo.

1. Vista de pájaro / la parte superior de la hoja: En NIEBLA de Leonardo Romero asistimos a la historia de Nicolás, un niño que se ha mudado de la ciudad a un antiguo bosque nuboso junto con su familia. El niño, siguiendo las miradas y lo sonidos animales, descubre un ecosistema lleno de vida y de magia. Este cortometraje, que mira desde arriba a la araucaria, me hace pensar en ser ave. En ocasiones el cine puede ser la posibilidad de explorar otros tipos de miradas más que humanas, miradas que abrazan el saber de los bosques. En medio de las señales, los sonidos y las miradas que provienen de entre los árboles, Nicolás se pierde una noche. Este cortometraje entreteje el ecosistema y sus ecos como un espacio que se abre para ampliar aquella noción de lo que consideramos vida. Mi falta de sueño se relaciona estrechamente con mi contexto actual, pienso en la necesidad de ampliar las políticas de lo vivo (así hacer más grande el espacio de la vida). Mientras veía este cortometraje, y recordando todas las cosas escritas en este diario hasta el momento, pensaba en aquel murmullo secreto de las montañas. Los sonidos se parecen a las voces de mis sueños, el sueño y el bosque quizá invoquen una misma necesidad: acontencer la vida con fuerza y saberla miar con detenimiento. Habitar enteramente un ecosistema es saber soñarlo e imaginarlo (que son lo mismo y a la vez no). Entre el rumor de las plantas y la forma de mano de la araucaria (mano con muchos dedos puntiagudos) aparece este cortometraje, como un susurro que me recuerda que sueño muchas veces un mismo espacio para aprender a vivirlo con los ojos cerrados.

2. Vista de insecto / la espalda de la hoja: Las araucarias suelen crecer en la cordillera de los Andes y con el tiempo, dado su hábitat, han desarrollado una gran capacidad de resistencia a la actividad volcánica, la corteza de este árbol posee una baja inflamabilidad. Mientras escribo pienso que las imágenes también crean grandes capacidades de resistencia. Pienso también en la realidad que se incendia. FRONTERAS VISIBLES de Christian Diaz es un cortometraje que excava y problematiza aquellas nociones hegemónicas desde las cuales el cine a filmado a lo que considera “lo otro”. Este trabajo mezcla diferentes acercamientos a la imagen, por un lado el video diario presenta reflexiones personales y de contexto cultural que nos da el realizador y por el otro, se desarrolla un videoclip que copia los códigos de la champeta en Cartagena. El territorio se vuelve una caja de resonancias que nos presenta las diferentes tensiones que existen entre una cultura local y una persona externa. La imagen audiovisual surge como la ruptura de esa tensión y las tramas de la apropiación, el multiculturalismo y el fetiche del neoliberalismo de capitalizar las diferencias se vuelven temas que se sobreponen entre sí como ritmos. Históricamente la ciudad de Cartagena en Colombia ha sido un puerto cultural, el tránsito de diferentes festivales como el Hay Festival o el Festival Internacional de Cine de Cartagena convierten a esta ciudad en un centro de turismo e industrias relacionadas con el arte y la cultura. Los festivales suelen quedarse mayoritariamente en el centro histórico, al igual que las fotos de los turistas. El recorrido de este diario me está llevando una vez más al inicio: los colonizadores llegaron en barco. El multiculturalismo y el “folclor” se mojan los pies en las playas, turistas compran artesanías en la torre del reloj. Quiero volver a la espalda de la araucaria, ver la parte de atrás de la hoja es fijarse en las sombras que la cobijan, siento que este cortometraje se ubica en un vértice similar.

Lo que yo escribo va desde la raíz hasta la copa del árbol de araucaria, las palabras nacen también como una búsqueda de impermeabilizar la madera de esta escritura, de ese fuego que actualmente la consume: escribo este diario en medio de un paro nacional. Que difícil me es pensar en celebrar la vida de las imágenes mientras estoy rodeada de muerte. Sin embargo, termino este diario, convencida en que el cine se abre como un portal desde el cual podemos ficcionar la esperanza y encontrar nuevos futuros. Quizá será escuchando al mar, o a la montaña, o a los ríos o a las araucarias. Soñando las imágenes para imaginarlas en palabras desde el cuerpo afectado por la luz. Este diario de sueños termina en insomnios colectivos y manos sosteniendo al cuerpo de la lucha. Que las palabras sean también armas de luz, de imaginación radical y de figuraciones ficcionales que dormitan el futuro.

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