DIAGNÓSTICO ESPERANZA

César González

2013 | Argentina

¿Por qué verla? Porque fue la inesperada e impactante aparición del cineasta César González, quien vino a mostrar las vidas, los rostros y las voces que el cine no muestra: la de las y los villeros. La mirada que nunca parece encontrar unos ojos que le respondan.

“Diagnóstico esperanza” es una película que desde historias particulares de personajes diversos, abre la puerta a un cine sin propósito moral. Aun cuando la película interpela al espectador medio desde los personajes y los modos de representación, lejos está de pretender tener la verdad. El dolor social es protagonista y el modo de representación de los personajes, los villeros, relaciona “Diagnóstico esperanza” con el cine de Pasolini.

La capacidad de síntesis de González se despliega desde la primera secuencia de la película. Sin palabras nos enteramos que en el barrio alguien fue asesinado, y que el pequeño Alan siente esa muerte con una profunda tristeza. Nadie debe hablar demasiado para explicar cuál es la condición de subsistencia de su familia. Su madre no piensa moralmente el comercio de droga, lo vive como una simple práctica comercial que le permite mantener a su familia. Un joven parece no existir mientras vende medias en la calle. Un cacerolero, empleado que pretende ser lo que no es y que se propone ser parte de un robo o un par de federales que practican un conjunto de prácticas ilegales, son un los personajes que no suelen ser presentados sin un juicio de valor previo. 

Gónzalez hace visible en el cine lo que el cine oculta o estigmatiza. ¿Cómo ser el “otro” cuando para una gran parte de la sociedad civil el villero parece inexistente? ¿Cuál es el modo de incorporarse en esa sociedad que no solo lo rechaza y estigmatiza, sino que muchas veces no registra su existencia? El realizador conoce la villa y por lo tanto no necesita “observar” el espacio ni reconstruir los lenguajes. La película fluye a través del barrio sin tener que detenerse a dar cuenta de una situación problemática. La mirada se despega de la “fascinación” del entorno villero para indagar en las personas. Es así que los rostros ganan un valor en la representación notable. Acaso los rostros sean claves para reafirmar esa “existencia” de los individuos cuya existencia parece negada por gran parte de la sociedad. 

Festivales:
2013: Marfici