¿Por qué verla? Porque la vanguardia artística de la primavera democrática, en los ‘80, todavía tiene elementos fuertemente disruptivos para cualquier experiencia colectiva de arte que busque impactar en las conciencias. Uno de las principales expresiones catalizadoras de ese sentimiento de libertad que vibró una generación criada en dictadura fue La Organización Negra. Para sintetizar, fue un equipo transdisciplinario de poetas, artistas plásticos, cineastas, escritores, escaladores y filósofos que presentó como propuesta política la intervención conjunta en la ciudad, vedada pocos años antes.
Gente colgada del Obelisco, cuerpos desnudos entrelazados, ladrillos despedazados por todos lados, mientras los ruidos de fábrica atravesaban una psicodelia robótica: un grupo artístico autogestivo y antisistema de los aplausos teatrales, que se posicionó desde la disrupción de las formas y de las tarimas. Eran guerrilleros del arte, resistidos por la política y los partidos tradicionales, interviniendo el espacio que había vuelto a ser público para disputarle la atención a las vidrieras de las principales calles comerciales de Buenos Aires.
Este ejercicio documental -como lo propone su título- presenta entrevistados exclusivamente en blanco y negro: el color llegará sólo de imágenes de archivo de los ‘80 y de las manchas de pintura con la que se embardunaban los performers. «El rock parecia una cosa muy blanda al lado de eso», detalla un miembro de La Organización Negra. Estos poetas del vértigo fueron tapas de todos los diarios de la época y provocaron que todo su público intervenga en actos que los llenarían de pudor. En setenta minutos sutilmente montados, el documental expone cómo provocaron un shock en la experiencia colectiva y un quiebre de los límites de la puesta en escena.
Festivales:
BAFICI, 2018
