Una argentina en el SANFIC 2022

por Florencia Delgado | Colaboración Especial

Como cualquier festival del mundo, el Santiago Festival Internacional de Cine de Chile tiene sus particularidades. La primera gran diferencia, para quienes acostumbramos a experimentar festivales en Argentina, es sin dudas su estructura de financiamiento basada en capitales de empresas privadas. El SANFIC es auspiciado casi en su totalidad por la Fundación CorpArtes, fundación privada enfocada en auspiciar cultura que recibe gran parte de sus aportes del Banco Itaú. Justamente allí, fui a buscar mi acreditación, la mañana que llegué al paqueto barrio Las Condes.

Hablando informalmente con el Director Artístico del festival Carlos Nuñez, le pregunté  cómo era eso de gestionar culturalmente un espacio con esa dinámica. Me contó que durante muchos años el festival se desarrolló únicamente con el presupuesto privado y que recién luego de diez años, comenzó a auspiciarlo también el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio

Otra singularidad es que prácticamente el 100% de las salas donde se proyectan las películas de la programación son comerciales. Existen algunos puntos de encuentros en centros culturales como Centro Cultural La Alameda, pero, en su mayoría las películas se pasan en los Cinemark de los barrios de Santiago como Nuñoa, Las Condes, Lastarrias, etc.

La modalidad del festival es híbrida y tanto las entradas de cine, como los accesos online, son pagos. No obstante, se trata de precios accesibles. Las funciones en ambos formatos cuestan 2.500 pesos chilenos que es el equivalente a 3 dólares, dinero con el que en Chile nos compramos un kilo y medio de pan.

En cuanto a la participación del público, de momento puedo contar que las dos retrospectivas con homenajes, la dedicada al actor Alfredo Castro y la dedicada al director Patricio Guzmán, fueron a sala llena y con gran ovación.

En ese sentido, sin dudas uno de los momento con mayor climax fue finalizada la proyección en estreno de MI PAÍS IMAGINARIO de Guzmán, cuando el público clamó por el apruebo a la nueva constitución, que dirime su suerte en el plebiscito de salida de septiembre. Justamente, el director quiso que su documental saliera antes de esa fecha histórica para impulsar más votos positivos.

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