FOGO-FÁTUO de Joao Pedro Rodríguez

¿Cómo se filma una fantasía sexual en clave de comedia musical con trastoques temporales? Un poco todo eso es FOGO-FÁTUO la película de Joao Pedro Rodriguez que nos dió el último subidón ayer, justo antes de la medianoche. Sí, es de la competencia Estados Alterados, esa que descubre rarezas gloriosas en cada Festival de Mar del Plata. Por Gisella Ferraro.

Una puesta teatral, cámara casi fija a la que se le permite entrar al salón íntimo de una especie de realeza completamente corrida. Televisión de fondo, incendios forestales arrasan con gran parte del territorio. Y entre el diálogo banal del matrimonio, la voz de su hijo mayor, el príncipe, se alza en alto para expresar su voluntad de ser bombero. Y acá es donde esta fantasía de cuerpos coreográficos comienza.

FÓGO-FATUO es el fuego y es el borde. Son 67 minutos de interpelaciones constantes, de límite entre el humor dislocado e imágenes bien explícitas. Un juego de tensiones entre clases que se baten a duelo de negro contra blanco, blanco sobre negro, negro adentro de blanco, blando a través de negro… Todo en un magnífico paralelismo con la Historia del Arte mismo. Definitivamente una película que indaga y encuentra. Espectadores, satisfechos. 

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